Hay quienes se olvidan que Guatemala no es la misma que era en 2014. Se olvidan que en 2015 se hizo pacíficamente lo que en muchas otras naciones no logran ni con la guerra. Pararse frente al símbolo de la fuerza presidencial (el Palacio Nacional) y no solo decir basta a los robos, mentiras y demás abusos, sino quitar del poder al presidente, a la señora que fue vicepresidenta y a la cúpula de corrupción de los ministerios. “Se les dio en la madre…” (como dijo Manuel Baldizón) a los corruptos que se querían aprovechar de la democracia: diputados, alcaldes o presidenciables. Esto se les está olvidando a quienes hoy están sentados en una curul, se les está olvidando a aquellos que se suben a una camioneta tipo agrícola rodeados de guardaespaldas. Se les olvida a esos que se atreven a denigrar a una gobernadora llamándole “india estúpida”, como si ser nativo de esta tierra fuera algo malo. Se les está olvidando a aquellos que quieren “poner de rodillas” a otros guatemaltecos, aqullos que despertaron y que no van a seguir permitiendo que abusen de ellos.
Señores del Congreso de Guatemala: son 158 personas (que próximamente serán 160) y son incapaces de mantener el control de una sesión, y en la mayoría de ellas hay al menos una falta de respeto entre personas de bancadas diferentes. Señores diputados, el 6 de septiembre del año pasado los guatemaltecos acudieron a las urnas a votar por el listado de un partido político al que ustedes representan, ya sea por su ideología o por otro motivo, pero votaron por el partido, no por ustedes, cambiarse de partido una, dos, tres o hasta más veces es una traición a quienes le confiaron su voto al partido, y al principio democrático de representatividad. ¿Quieren que su transfuguismo no sea un problema? Aprueben los listados abiertos o semi abiertos en la nueva LEPP (Ley Electoral y de Partidos Políticos).
Otro punto importante es discutir leyes sobre: prohibir videojuegos violentos y juguetes bélicos o qué tantos túmulos tiene que haber en una carretera nunca va a tener la relevancia que tiene la aprobación de una renovada ley electoral, o bien reducirse el sueldo para que los hospitales puedan cuidar de los guatemaltecos.
Cabe señalar que no todo se está haciendo mal, se limpiaron algunas plazas fantasmas, y demás irregularidades, pero por el mismo incumplimiento de deberes del Congreso los trabajadores que sobran en el hemiciclo fueron reinstalados. No es función suya mantener un circo en cada sesión, ni mucho menos ayudar a un diputado “a buscar a Dios”, o peor aún que el presidente de dicha institución deba dar un regaño paterno a otro diputado.
Diputados: recuerden que Guatemala no es la misma, Guatemala ya no se deja. Recuerden que mientras ustedes son 158 personas, hay 15 millones que las están observando y que van a castigarlos si siguen siendo inútiles para el país. Ya nadie se compra su discurso de combate a la corrupción, ni siquiera a ese partido que representaba a la “nueva política” que ahora alberga a los diputados más corruptos de la historia del Congreso.
Así que, señores diputados, mientras ustedes discuten sobre túmulos y videojuegos hay gente en los hospitales muriendo, hay seres humanos despreciables que ese roban el dinero de los impuestos, hay mareros asesinando, y muchas otras atrocidades más, pero estén conscientes que ese tiempo de paz que están viviendo se les va a terminar, y usando las palabras de Giordano (un vocablo que él y los de su bancada conocen bien), a los que “se la van a dejar ir con hiel…” es a ustedes, porque están ahí, desperdiciando dinero y tiempo. No merecen llamarse diputados, porque se les llama a los diputados “Padres de la Patria” y ustedes no lo son.
Señores del Congreso de Guatemala: son 158 personas (que próximamente serán 160) y son incapaces de mantener el control de una sesión, y en la mayoría de ellas hay al menos una falta de respeto entre personas de bancadas diferentes. Señores diputados, el 6 de septiembre del año pasado los guatemaltecos acudieron a las urnas a votar por el listado de un partido político al que ustedes representan, ya sea por su ideología o por otro motivo, pero votaron por el partido, no por ustedes, cambiarse de partido una, dos, tres o hasta más veces es una traición a quienes le confiaron su voto al partido, y al principio democrático de representatividad. ¿Quieren que su transfuguismo no sea un problema? Aprueben los listados abiertos o semi abiertos en la nueva LEPP (Ley Electoral y de Partidos Políticos).
Otro punto importante es discutir leyes sobre: prohibir videojuegos violentos y juguetes bélicos o qué tantos túmulos tiene que haber en una carretera nunca va a tener la relevancia que tiene la aprobación de una renovada ley electoral, o bien reducirse el sueldo para que los hospitales puedan cuidar de los guatemaltecos.
Cabe señalar que no todo se está haciendo mal, se limpiaron algunas plazas fantasmas, y demás irregularidades, pero por el mismo incumplimiento de deberes del Congreso los trabajadores que sobran en el hemiciclo fueron reinstalados. No es función suya mantener un circo en cada sesión, ni mucho menos ayudar a un diputado “a buscar a Dios”, o peor aún que el presidente de dicha institución deba dar un regaño paterno a otro diputado.
Diputados: recuerden que Guatemala no es la misma, Guatemala ya no se deja. Recuerden que mientras ustedes son 158 personas, hay 15 millones que las están observando y que van a castigarlos si siguen siendo inútiles para el país. Ya nadie se compra su discurso de combate a la corrupción, ni siquiera a ese partido que representaba a la “nueva política” que ahora alberga a los diputados más corruptos de la historia del Congreso.
Así que, señores diputados, mientras ustedes discuten sobre túmulos y videojuegos hay gente en los hospitales muriendo, hay seres humanos despreciables que ese roban el dinero de los impuestos, hay mareros asesinando, y muchas otras atrocidades más, pero estén conscientes que ese tiempo de paz que están viviendo se les va a terminar, y usando las palabras de Giordano (un vocablo que él y los de su bancada conocen bien), a los que “se la van a dejar ir con hiel…” es a ustedes, porque están ahí, desperdiciando dinero y tiempo. No merecen llamarse diputados, porque se les llama a los diputados “Padres de la Patria” y ustedes no lo son.