La Fundación Libertad y Desarrollo, presidida por Dionisio Gutiérrez, organizó el miércoles pasado el III encuentro ciudadano. El tema abordado fue ¿Estado democrático o Estado capturado? Una serie de entrevistas, discursos y páneles que se enfocaron en legitimar y fortalecer, desde una nueva perspectiva, la lucha contra la corrupción en Guatemala.
La temática del III Encuentro Ciudadano fue en torno al combate a la corrupción, intentando descifrar si vivimos en un Estado capturado o un Estado democrático. Al abordar este tema, fue importante reconocer que es algo que incumbe a todo guatemalteco, ya sea afín a la izquierda o a la derecha. Esto me hizo reflexionar sobre la tolerancia en un Estado democrático. Entiendo que todos tenemos un punto de partida en nuestra forma de pensar y que está bien que ese punto de partida sea ideológico (al fin y al cabo, todos tenemos principios que consideramos intocables); sin embargo, no está bien encasillarnos y estancarnos en el pseudodebate entre "Comunistas vs Fascistas". Por lo tanto, sería refrescante ver más grupos que muestren interés por cambiar ese paradigma y enfocarse en lo que de verdad aflige a la población. Es por esto que considero positivo el surgimiento de distintos liderazgos que sean conciliadores, que busquen puntos en común entre grupos y sectores para construir una verdadera agenda de país.
El III Encuentro Ciudadano, realizado por la Fundación Libertad y Desarrollo, presentó a la ciudadanía un escenario que no está acustumbrada a ver, un escenario de conciliación y no de confrontación destructiva. Líderes empresariales, estudiantiles, de opinión y del Ministerio Público, coinciden en que es imperativo que la lucha contra la corrupción sea el referente de los guatemaltecos, más allá de qué ideología se tenga. El foro, que fue inclusivo y abierto, permitió ver que una visión sin prejuicios, de quien no piensa igual que uno, hace que se forme un frente amplio en contra de los verdaderos enemigos que son los corruptos, y no quien piensa diferente. Frente a todos está la oportunidad para crear discusiones de fondo que cambien el paradigma que se tiene de aquel que no es igual a uno. A todos los guatemaltecos nos beneficia la lucha contra la corrupción, a empresarios, sindicalistas, académicos, funcionarios y estudiantes. Si se quiere una Guatemala con verdadera 'eterna primavera', las flores las tenemos que empezar a sembrar ya.
Se ha recorrido un largo y lento camino desde el 2015. El tercer encuentro ciudadano se ha convertido en un evento tan relevante por la falta de espacios de convergencia, mecanismos de diálogo y ventanas de oportunidad para construir que existen en el país; sin embargo la apertura al diálogo no es suficiente sin un sustento que permita volver a las posturas propuestas tangibles. Es evidente que una bandera anticorrupción es un punto común bastante fuerte entre agendas, pero la lucha debe ir más allá de un discurso que condene la vieja política y que sin ideas concretas pretenda aspirar a un cambio político. Ahora que contamos con la parte del encuentro ideológico en calidad de conciliar, falta proponer, desde él, para así lograr materializar un verdadero cambio.
El encuentro ciudadano fue de todo, menos lo esperado. Un evento que se organizó por (y tuvo como protagonista a) uno de los líderes del sector privado, para legitimar la llamada lucha contra la corrupción encabezada por MP y CICIG. Había muchas personas, unas contentas por la nueva cara de respaldo que faltaba y otras (que no estaban) decepcionadas por quienes mantienen ese poder.
El encuentro tuvo ponentes de alta calidad y entrevistas importantes, respondiendo a muchas preguntas planteadas por el sector conservador y más escéptico de la lucha contra la corrupción. Sin embargo, no provocó ninguna discusión pendiente ni un cambio en la narrativa o el discurso por el país. Los bandos ya están definidos, por ahora es tiempo de voltearnos al 2019 y empezar a pensar en quiénes serán los representantes, y cuándo y cómo fortaleceremos las instituciones. ¿Lograremos un mejor crecimiento económico? Y, sobre todo, volvernos a plantear temas del 2015, la LEPP, el rol de la sociedad civil en esta pseudodemocracia y los nuevos desafíos para la comunidad universitaria del país.
El encuentro tuvo ponentes de alta calidad y entrevistas importantes, respondiendo a muchas preguntas planteadas por el sector conservador y más escéptico de la lucha contra la corrupción. Sin embargo, no provocó ninguna discusión pendiente ni un cambio en la narrativa o el discurso por el país. Los bandos ya están definidos, por ahora es tiempo de voltearnos al 2019 y empezar a pensar en quiénes serán los representantes, y cuándo y cómo fortaleceremos las instituciones. ¿Lograremos un mejor crecimiento económico? Y, sobre todo, volvernos a plantear temas del 2015, la LEPP, el rol de la sociedad civil en esta pseudodemocracia y los nuevos desafíos para la comunidad universitaria del país.
El Tercer Encuentro Ciudadano fue un evento marcado tanto por un ambiente de unidad como uno de tensión. Se celebraron los recientes logros y batallas ganadas, y se especuló sobre el futuro político y económico del país. Un foro que unió a un grupo diverso de guatemaltecos que desean luchar contra la corrupción, pero tienen distintas perspectivas sobre la mejor manera de hacerlo. Sin embargo, sigue siendo un gran paso en la dirección correcta y demuestra el compromiso, tanto de las élites como del ciudadano promedio, por la búsqueda de un mejor mañana. Una discusión que debemos tener en nuestro diario vivir si deseamos encontrarnos con la Guatemala que tanto deseamos.
Se abrió el telón y tuvimos frente a nosotros nuevamente a los actores que algunos grupos han identificado como los líderes de la obra llamada lucha contra la corrupción. A pesar que estos protagonistas han cometido errores, que de paso deben ser cuestionados de forma tan severa como sus aciertos, pienso que existe un consenso general en que sin ellos probablemente no hubiéramos llegado a donde estamos. En ese sentido me parece correcto reconocérselos pero sin pasar a la idolatría en la que muchas veces caen este tipo de eventos. Se cerró el telón entre aplausos y un aura de bastante optimismo al ver que muchos panelistas presentaron ideas innovadores y mensajes certeros demostrando el profesionalismo que los hizo estar en la tarima en primer lugar. Así mismo, la participación elevada de personas de distintos sectores, augura un cambio de paradigma que puede desembocar en más discusiones igualmente de trascendentes. A este es el punto que quiero llegar. La lucha contra la corrupción, si bien ha sido parte esencial en nuestro país en estos últimos años, es insuficiente para alcanzar una transformación intensiva. Por eso debemos emprender nuestra atención a otras obras, con otros protagonistas y con un libreto del que todos podamos ser parte para legitimar la puesta en escena de la misma. Aceptemos como necesaria esa primera obra, mantengamos la vista para que no se pierda o se vaya por otro rumbo pero enfoquemos nuestros esfuerzos en el nuevo guion que nos permita construir un Estado que no vuelva a caer en los problemas de antes y que comience a velar verdaderamente por el bien de las personas. El telón esta por abrirse nuevamente, con caras nuevas, ideas nuevas y mensajes nuevos. Aprovechemos esos espacios para crear un nuevo pacto de nación que nos permita no solo guiar esa lucha por buen camino sino también plantearnos nuestro propio rumbo.