Comencemos definiendo ¿qué es la islamofobia? Es un sentimiento de hostilidad hacia el Islam y hacia los musulmanes. Se emplea para ejemplificar actos ofensivos y sentimientos negativos hacia esta religión. También es una actitud xenófoba hacia los musulmanes o personas de origen árabe. Este sentimiento ha incrementado desde los atentados del 11 de septiembre y por la serie de atentados terroristas que ha sufrido el occidente. Es decepcionante que personas “influyentes,” como Donald Trump han fomentado esta postura en los recientes meses. Debemos recordar que esto solamente causa exclusión y discriminación; actitudes que no nos dejan progresar como humanos.
Justo cuando pensamos que Trump no puede caer más bajo, nos sorprende con otro de sus ridículos discursos racistas diciendo que es “necesario prohibir total y completamente” la entrada de musulmanes a Estados Unidos. La retórica racista del candidato republicano desvió la atención de otra noticia importante: en el congreso estadounidense se presentó hace unas semanas un proyecto de ley; Ley de Mejora al Programa de Extensión de Visa 2015 (Visa Waiver Program Improvement Act of 2015). Lamentablemente la cámara de representantes aprobó la ley con una votación abrumadora de 407-19.
Esto haría que todo ciudadano estadounidense de ascendencia árabe o musulmana se convirtiera en ciudadano de segunda clase. Los ciudadanos estadounidenses musulmanes no solo tienen que aguantar la presión mundial de ser discriminatoriamente acusados de actos de una minoría que no representa los verdaderos valores de su religión, pero ahora también son objeto de una islamofobia que aumenta de manera peligrosa en su propio país.
La petición de Trump para prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos y previamente a que atraviesen rigurosos chequeos es solo una pequeña parte del pastel de islamofobia que se ha estado cocinando desde el 2001. La amenaza que enfrentan hoy los musulmanes estadounidenses no radica completamente en un maniático con aspiraciones a la presidencia, pero en una cultura política estadounidense que en cada generación discrimina a grupos minoritarios, desde los nativos americanos, afroamericanos, hasta los de ascendencia japonesa. Fue por la constante presión y lucha por respetar su derechos que estas minorías cambiaron su realidad en Estados Unidos. En la actualidad, la responsabilidad de luchar contra el racismo y discriminación recae en los musulmanes que han sido blanco de estas injusticias. Es importante recalcar que como ciudadanos tienen derechos y obligaciones, por lo tanto deben defender sus derechos inalienables y recordarle al congreso que se deben respetar las primeras diez enmiendas o Declaración de Derechos de su Constitución.
Es una lástima que en el 2016 muchas personas todavía no puedan distinguir que los grupos radicales son los que manchan el nombre del Islam. Afortunadamente hay algunas organizaciones que protestan contra la discriminación hacia los musulmanes, como Amnistía Internacional y la Iglesia Católica. Ambas se pronuncian en contra de muchas actuaciones islamofóbicas y animan a que exista tolerancia religiosa. En palabras del diputado suizo Walter Müller, la islamofobia es “un obstáculo en el camino a la integración y al diálogo interreligioso en el respeto mutuo.”