La Lupa se ha posicionado como un medio de comunicación digital y juvenil de primer nivel. Desde su nacimiento, hace apenas medio año, La Lupa ha demostrado de lo que es capaz la juventud organizada a través de las redes sociales. Diego Pazos y José María Echeverría como fundadores originales, acompañados de José Ardón, Sebastián Morales, Christa Walters, David Orrego y María André de la Parra, han logrado edificar un ágora virtual donde diagnosticar problemas internacionales y nacionales, discutirlos abiertamente y atreverse, sólo en algunos casos, a proponer soluciones.
Su trabajo merece todo el reconocimiento. Ellos han construido el proyecto desde cero, con el ánimo de crear conciencia ciudadana e incentivar la participación a través del diálogo. Para lograr su tarea han trabajado y estudiado mucho. Cuando uno visita la nueva página de la Lupa percibirá al instante un esfuerzo en pro de la excelencia. El equipo no sólo se ha preocupado por el fondo académico de los artículos, cada día más palpable debido al alto nivel de los jóvenes que forman parte del proyecto, sino también de la forma, imitando a los mejores blogs politológicos en lengua española.
Al ver la organización de la página, parece inevitable hacer comparaciones con sitios como POLITIKON, sin duda el mejor blog de ciencias políticas existente en el ámbito hispanohablante o DIÁLOGOS, un proyecto de profesionales guatemaltecos amantes de las Ciencias Sociales basadas en evidencia. Por ello, por el esfuerzo, estos estudiantes merecen un gran aplauso. Sin embargo, la Lupa debe crecer e incorporar a más gente. Los fundadores son conscientes de lo que buscan cuando señalan en su misión que “La Lupa pretende ser un espacio en el cual todo aquel interesado en las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales pueda aportar su conocimiento, intercambiar ideas y plasmar su opinión al respecto”.
La comunidad desea crecer, desea aumentar su pluralismo y sin duda infiltrar aún más la sociedad a la que pertenece. Y todo ello gracias a las redes sociales… Los jóvenes tienen nuevas armas para influir y generar opinión. Los miembros de La Lupa, sólo con su compromiso como constructores de ágoras digitales, han puesto la semilla para abrir el debate y con ello todos ganamos. Gracias a su trabajo tenemos una Guatemala más informada y los jóvenes poseen una herramienta más para desarrollar un criterio propio y personal.
La Lupa es un verdadero éxito. Sin embargo, para que estas historias triunfen en el tiempo, los jóvenes deben aprender a trabajar en equipo. Es ahí donde reside uno de los grandes retos de nuestra sociedad, la capacidad de los individuos de remar al unísono, en equipo, y con ello generar sinergias para aumentar la calidad de los productos. Las sociedades se cambian trabajando en equipo, cooperando en pro de un objetivo. La Lupa es ejemplo de cooperación exitosa y esperemos que, con el tiempo y la institucionalización de la marca, el proyecto supere a sus fundadores convirtiéndose en un verdadero referente de la comunicación guatemalteca.