Por: Diego De Leon Zurita
Cuatro años nunca han sido ni serán suficientes. En Guatemala, la administración pública ha caído en un ciclo sin fin de reseteo constante. La creación y ejecución de políticas públicas debería de enfocarse en una temporalidad mínima de 10 años en adelante. Solamente de esta forma se puede trabajar ámbitos necesarios para la mejora de la estabilidad política del país.
Lamentablemente, cada vez que entra una nueva administración todo cambia. Las políticas iniciadas por un gobierno no son continuadas por el que le precede. La organización partidaria es ineficiente y temporal. Una vez un partido llega al poder, es muy difícil que se mantenga por más de cuatro años, y usualmente, se desintegran al poco tiempo de haber controlado el ejecutivo.
Otro gran problema recae en la estabilidad que le damos a las políticas públicas. Por lo general, estas se trabajan por gobierno y no por estado. Un partido X crea y fomenta ciertas políticas durante sus cuatro años de manejo estatal, pero cuando entra otro partido al poder, este ya no les da la misma importancia y seguimiento a las mismas. Los partidos recién electos se pasan su primer año destruyendo y cambiando lo que hizo su predecesor. Es hasta el segundo año cuando realmente empiezan a gobernar. En el tercero mantienen un seguimiento a sus políticas, y en el cuarto año todo poder político se enfoca en campaña electoral. Esto le da un tiempo de vida (entendiéndose este como el tiempo en que se planifica y se ejecuta de manera efectiva) de 2 años a las políticas publicas guatemaltecas.
Para que una política pública logre mantener su estabilidad más allá de la administración de un gobierno y se convierta en una verdadera política de estado, se necesitan crear acuerdos inter-temporales. Estos acuerdos deben establecerse institucionalmente. Es decir, sin importar quien gobierne, estas políticas se seguirán trabajando dentro de las instituciones correspondientes. De esta forma, las políticas no solo sobreviran más de dos años, sino que también le dará la oportunidad al estado de evaluar sus resultados para saber si vale la pena continuarlas o si es necesario adaptarlas.
En Guatemala nunca se han creado políticas estatales. Por lo general, la mayoría son de gobierno y su tiempo de vida corta. Otro problema en nuestro país es que no se realizan los análisis correspondientes de los resultados de las políticas públicas (función que recae sobre el SEGEPLAN). Hasta ahora solamente se han evaluado dos políticas. La política de Erradicación de violencia en Contra de la Mujer y la de Prevención del VIH/SIDA. Ambas políticas han tenido una calificación negativa.
Un estadista es aquel que piensa a futuro. Alguien que empieza a trabajar y planificar políticas cuya durabilidad sea larga y traiga bienestar al país a largo plazo. Un estadista continúa los buenos proyectos de sus antecesores, analiza si han sido efectivos o no, y los adapta de acuerdo a nuevas necesidades. Un político crea su plan de gobierno a corto plazo. Sus acciones como gobernante se enfocan en ser realizadas solamente en el tiempo en el que estará en el poder. Guatemala necesita más estadistas y menos políticos. Necesitamos pensar más allá del ahora, porque el futuro que hoy imaginamos, será el presente del mañana.
Lamentablemente, cada vez que entra una nueva administración todo cambia. Las políticas iniciadas por un gobierno no son continuadas por el que le precede. La organización partidaria es ineficiente y temporal. Una vez un partido llega al poder, es muy difícil que se mantenga por más de cuatro años, y usualmente, se desintegran al poco tiempo de haber controlado el ejecutivo.
Otro gran problema recae en la estabilidad que le damos a las políticas públicas. Por lo general, estas se trabajan por gobierno y no por estado. Un partido X crea y fomenta ciertas políticas durante sus cuatro años de manejo estatal, pero cuando entra otro partido al poder, este ya no les da la misma importancia y seguimiento a las mismas. Los partidos recién electos se pasan su primer año destruyendo y cambiando lo que hizo su predecesor. Es hasta el segundo año cuando realmente empiezan a gobernar. En el tercero mantienen un seguimiento a sus políticas, y en el cuarto año todo poder político se enfoca en campaña electoral. Esto le da un tiempo de vida (entendiéndose este como el tiempo en que se planifica y se ejecuta de manera efectiva) de 2 años a las políticas publicas guatemaltecas.
Para que una política pública logre mantener su estabilidad más allá de la administración de un gobierno y se convierta en una verdadera política de estado, se necesitan crear acuerdos inter-temporales. Estos acuerdos deben establecerse institucionalmente. Es decir, sin importar quien gobierne, estas políticas se seguirán trabajando dentro de las instituciones correspondientes. De esta forma, las políticas no solo sobreviran más de dos años, sino que también le dará la oportunidad al estado de evaluar sus resultados para saber si vale la pena continuarlas o si es necesario adaptarlas.
En Guatemala nunca se han creado políticas estatales. Por lo general, la mayoría son de gobierno y su tiempo de vida corta. Otro problema en nuestro país es que no se realizan los análisis correspondientes de los resultados de las políticas públicas (función que recae sobre el SEGEPLAN). Hasta ahora solamente se han evaluado dos políticas. La política de Erradicación de violencia en Contra de la Mujer y la de Prevención del VIH/SIDA. Ambas políticas han tenido una calificación negativa.
Un estadista es aquel que piensa a futuro. Alguien que empieza a trabajar y planificar políticas cuya durabilidad sea larga y traiga bienestar al país a largo plazo. Un estadista continúa los buenos proyectos de sus antecesores, analiza si han sido efectivos o no, y los adapta de acuerdo a nuevas necesidades. Un político crea su plan de gobierno a corto plazo. Sus acciones como gobernante se enfocan en ser realizadas solamente en el tiempo en el que estará en el poder. Guatemala necesita más estadistas y menos políticos. Necesitamos pensar más allá del ahora, porque el futuro que hoy imaginamos, será el presente del mañana.