Los errores del sistema político de Guatemala y el poder clandestino que se ejerce sobre este vienen siendo una práctica desde la obra teatral presentada el 15 de Septiembre de 1821 en la firma del Acta de Independencia.
Horacio Cabezas Carcache y Jorge Luján Muñoz ejercieron la ferviente tarea de poder narrar los verdaderos hechos históricos ocurridos en ese acto que fue planificado como todo un negocio. Es preciso decir que tanto Cabezas Carcache como Luján, basan sus argumentos y narraciones en cartas y todo tipo de documentos escritos en esa época que sustentan la veracidad de los hechos (documentos recientemente encontrados en la década de los años sesenta y que por hoy muchos desconocen).
El Plan Pacífico de la Independencia (uno de los documentos mencionados), es un escrito que narra cómo, en agosto de 1821, la Casa Señorial de una de las familias más influyentes de Guatemala (los Aycinena) empezó a perseguir sus intereses para mantener: el status quo por el control de tierras, la mano de obra indígena y el monopolio comercial que, por efecto de la Constitución de Cádiz en España, se veían en el peligro de perder. Luego empezaría la cacería de la voluntad de personajes influyentes que servirían como piezas de ajedrez para ganar el pulso por el status quo. Lograron convencer a Gabino Gaínza, Presidente del Ayuntamiento de Guatemala. Finalmente se empieza a planificar una Junta Generalísima para lograr la Independencia y con ello la anexión segura a México, siguiendo el Plan de Iguala, que proponía una Monarquía Constitucional y una emancipación segura de España. Los grupos de interés y no Guatemala como un todo, eran quienes encontraban atractivo el Plan de la Independencia y en conjunto el Plan de Iguala. Bajo este contexto es presentada el acta de Independencia el 15 de Septiembre de 1821; una fecha que nace como efecto del 14 de Septiembre, día en que México echa andar el Plan de Iguala y el telón se abre para una actuación que asegura la total emancipación.
El análisis es interesante, porque estos grupos de interés que tenían dominio total del Ayuntamiento de Guatemala, no querían dejar de pertenecer a una Monarquía. El hecho de que España ya no resultara acorde a sus intereses, no alejaba la idea de querer seguir dependientes de un reino, y es el Plan de Iguala lo que satisface ese deseo de seguir dentro de un régimen monárquico que asegure la continuidad de los monopolios existentes bajo una corona borgoña.
Resulta curioso que desde 1821, hasta el presente, no ha cambiado mucho el clima político guatemalteco, ese que tiene intereses ocultos y no busca nada mas que satisfacer a distintos grupos de poder. Grupos y personas que ostentan de gran influencia (dígase empresarios, familias de renombre, embajadas y organizaciones internacionales y toda una gama de funcionarios) que juegan ese papel de la Familia Aycinena, tratando de influir a su conveniencia en las decisiones del Gobierno de Guatemala, complaciendo sus propios intereses y no los intereses de más de 16 millones de personas (aproximadamente). Gabino Gaínza decidió ser parte de este negocio cuando se dio cuenta de los beneficios que le confería seguir siendo el Presidente del Ayuntamiento de Guatemala y así como él, en la actualidad también tenemos muchos Gabinos Gainzas que se visten como funcionarios del gobierno. Mismos personajes que se convierten en piezas de ajedrez incapaces de rechazar ofertas que los terminan volviendo parte de este sistema corrupto, desorganizado y disfuncional, el cual solo se ve como una manera de beneficiar sus propios intereses, como un negocio y no de alcanzar un objetivo social.
No quiero terminar hablando del mal papel que ha jugado la historia en nuestro país y por el mismo hecho de no conocerla seguimos repitiendo los mismos errores. Pienso que el tener esa ventana abierta de conocer el inicio de la historia de Guatemala, nos puede dar las respuestas a muchas preguntas del por qué nuestro sistema político sigue siendo el mismo negocio de 1821 y en conjunto a ello analizar cómo podemos revertir estos resultados escribiendo y narrando una nueva historia.
Al final no es sólo el comienzo de nuestra historia lo que me preocupa, sino cómo la vamos a terminar...
Horacio Cabezas Carcache y Jorge Luján Muñoz ejercieron la ferviente tarea de poder narrar los verdaderos hechos históricos ocurridos en ese acto que fue planificado como todo un negocio. Es preciso decir que tanto Cabezas Carcache como Luján, basan sus argumentos y narraciones en cartas y todo tipo de documentos escritos en esa época que sustentan la veracidad de los hechos (documentos recientemente encontrados en la década de los años sesenta y que por hoy muchos desconocen).
El Plan Pacífico de la Independencia (uno de los documentos mencionados), es un escrito que narra cómo, en agosto de 1821, la Casa Señorial de una de las familias más influyentes de Guatemala (los Aycinena) empezó a perseguir sus intereses para mantener: el status quo por el control de tierras, la mano de obra indígena y el monopolio comercial que, por efecto de la Constitución de Cádiz en España, se veían en el peligro de perder. Luego empezaría la cacería de la voluntad de personajes influyentes que servirían como piezas de ajedrez para ganar el pulso por el status quo. Lograron convencer a Gabino Gaínza, Presidente del Ayuntamiento de Guatemala. Finalmente se empieza a planificar una Junta Generalísima para lograr la Independencia y con ello la anexión segura a México, siguiendo el Plan de Iguala, que proponía una Monarquía Constitucional y una emancipación segura de España. Los grupos de interés y no Guatemala como un todo, eran quienes encontraban atractivo el Plan de la Independencia y en conjunto el Plan de Iguala. Bajo este contexto es presentada el acta de Independencia el 15 de Septiembre de 1821; una fecha que nace como efecto del 14 de Septiembre, día en que México echa andar el Plan de Iguala y el telón se abre para una actuación que asegura la total emancipación.
El análisis es interesante, porque estos grupos de interés que tenían dominio total del Ayuntamiento de Guatemala, no querían dejar de pertenecer a una Monarquía. El hecho de que España ya no resultara acorde a sus intereses, no alejaba la idea de querer seguir dependientes de un reino, y es el Plan de Iguala lo que satisface ese deseo de seguir dentro de un régimen monárquico que asegure la continuidad de los monopolios existentes bajo una corona borgoña.
Resulta curioso que desde 1821, hasta el presente, no ha cambiado mucho el clima político guatemalteco, ese que tiene intereses ocultos y no busca nada mas que satisfacer a distintos grupos de poder. Grupos y personas que ostentan de gran influencia (dígase empresarios, familias de renombre, embajadas y organizaciones internacionales y toda una gama de funcionarios) que juegan ese papel de la Familia Aycinena, tratando de influir a su conveniencia en las decisiones del Gobierno de Guatemala, complaciendo sus propios intereses y no los intereses de más de 16 millones de personas (aproximadamente). Gabino Gaínza decidió ser parte de este negocio cuando se dio cuenta de los beneficios que le confería seguir siendo el Presidente del Ayuntamiento de Guatemala y así como él, en la actualidad también tenemos muchos Gabinos Gainzas que se visten como funcionarios del gobierno. Mismos personajes que se convierten en piezas de ajedrez incapaces de rechazar ofertas que los terminan volviendo parte de este sistema corrupto, desorganizado y disfuncional, el cual solo se ve como una manera de beneficiar sus propios intereses, como un negocio y no de alcanzar un objetivo social.
No quiero terminar hablando del mal papel que ha jugado la historia en nuestro país y por el mismo hecho de no conocerla seguimos repitiendo los mismos errores. Pienso que el tener esa ventana abierta de conocer el inicio de la historia de Guatemala, nos puede dar las respuestas a muchas preguntas del por qué nuestro sistema político sigue siendo el mismo negocio de 1821 y en conjunto a ello analizar cómo podemos revertir estos resultados escribiendo y narrando una nueva historia.
Al final no es sólo el comienzo de nuestra historia lo que me preocupa, sino cómo la vamos a terminar...