Crisis en el Sistema Penitenciario
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Es interesante cómo en los últimos días, la noticia de Byron Lima ha resonado por todos los medios de comunicación. Pero dejando por un lado la causa de su muerte, sea por acto políticos o riñas de poder, su muerte ha resucitado los grandes dilemas en el tema de la seguridad penitenciaria del país sobre ¿quién tiene el poder en las cárceles de Guatemala?
La respuesta obviamente no será que el poder lo tiene el Estado. Al contrario, el gobierno de turno siempre ha sido un sirviente más de los objetivos de los reos que poseen el poder absoluto de todos los centros carcelarios del país. Pero ¿por qué?
Para ello recalquemos las debilidades que posee la seguridad penitenciaria del país, iniciando por la sobrepoblación, que ha dado lugar que el Estado posea poca organización y autoridad sobre los reos. Por esto conozcamos algunas estadísticas por parte del Instituto de Defensa Pública Penal (IDPP) quien es el organismo administrador del servicio público de defensa penal en Guatemala.
El sistema penitenciario administra 21 cárceles en todo el país, las cuales pueden albergar 6,809 reos en total. Pero en realidad los datos son otros según el último informe dado en diciembre del 2015 por el IDPP. El total de personas privadas de libertad es de 19,796 de los cuales 10,247 (52%) están en cumplimiento de condena y 9,549 (48%) están en prisión preventiva.
Claramente hay sobrepoblación de reos en los diferentes centros de detención de un 192.82 por ciento. Por estos hechos, la Procuraría de los Derechos Humanos (PDH) en diciembre de 2015 señaló “como responsable al Estado de Guatemala, a través del Ministerio de Gobernación y la Dirección General del Sistema Penitenciario, por no realizar las acciones necesarias, encaminadas a preservar el orden y la seguridad dentro de los centros carcelarios”.
Pero otra debilidad es el personal de seguridad. Pues según un análisis presentado por el Diario la Hora el 16 de febrero del presente año, detalla como un guardia penitenciario no gana ni el salario mínimo haciendo su trabajo. Los guardias no son capacitados, y se presentan en sus labores diarias con herramientas muy disfuncionales para su trabajo. Compartiendo los mismos privilegios que un preso, como la comida y la forma de dormir, sin haber sido acusados de ningún delito. Además cada día se exponen a la inseguridad junto a sus familias con los reclusos. Pues estos son víctimas de extorciones por parte de los reos. Es decir, si un exdirector penitenciario como Edgar Camargo cayó en la corrupción, ¿qué hace pensar que un guardia que no gana ni el suelo mínimo, no lo haga?
Por otro lado existe la organización y las riñas de grupos delictivos dentro de los centros carcelarios, que es otra debilidad para el sistema penitenciario. Un artículo del periódico elFaro, titulado –El día de la traición- publicado el 12 de noviembre de 2012, analiza los núcleos de poder que posee Guatemala en sus centros de detención. Detallando claramente como los reos son los que poseen el poder dentro de las cárceles, y cómo están organizados, de tal manera que las riñas entre bandos, son la causa de muchos motines dentro de las cárceles.
Pero son debilidades que muchos funcionarios han hablado en palabrerías y no ha expuesto soluciones próximas para enfrentarlas en su momento. Debilidades que no son enfrentadas como objetivos de trabajo, y que en general, la seguridad penitenciaria ha sido descuidada por el mismo Gobierno. Los centros de detención han perdido imagen de reinserción, convirtiéndose cada vez en las oficinas centrales de mando de grupos delictivos del país; pero al final resulta interesante que estos grupos delictivos dentro de las cárceles, tengan más poder y organización que el mismo gobierno de Guatemala.
Un objetivo claro para empezar a retomar el poder de las diferentes cárceles del país, es una reestructuración administrativa del sistema penitenciario, capacitando y equipando con mejores herramientas a los guardias de los presidios. Retomando la organización de los reos dentro de las cárceles, desarticulando los líderes delictivos que poseen a su favor el poder administrativo de las cárceles, y construyendo lugares apropiados para la sobrepoblación de reos que posee el sistema penitenciario de Guatemala.
Si se quiere eliminar la delincuencia en el país, primero hay que eliminar su raíz, y es claro que las raíces de todos los grupos delictivos se encuentran en las cárceles de Guatemala.