El pasado mes a través de un referéndum los ciudadanos del Reino Unido decidieron que se saldrían de la Unión Europea, dando así como resultado el Brexit, que por sus siglas en inglés unen la palabra Britain y Exit. Esta decisión causaría a nivel internacional distintos efectos, sobre todo para el Reino Unido y Europa como tal. A esto se le debe sumar la renuncia del primer ministro británico, David Cameron, que deja un vacío de poder que amenaza la estabilidad política, económica y social del Reino Unido.
Es importante recordar que en su momento el objetivo de la Unión Europea era no solo evitar otra guerra, sino iniciar una acción de cooperación entre sí para así salir de las devastaciones que la guerra había permitido y conseguir juntos un desarrollo económico mucho más acelerado. Esta interdependencia de mercados en Europa lograría a la vez mermar la idea de conflictos entre los distintos países, permitiría más cooperación y elevaría a Europa de la ruina en donde se encontraba. Cabe hacerse la pregunta en la actualidad si este objetivo se cumplió y hasta donde ha llegado la Unión Europea. Con el paso del tiempo la integración de los países europeos ha crecido a un nivel sumamente alto en el ámbito político y económico. Dentro de este contorno y a pesar de encontrar muchas opiniones certeras en cuanto a las posibles consecuencias negativas de Brexit, estar a favor del miso resulta tener sus razones.
El gran aparato burocrático que se ha creado con la Unión Europea ha logrado una centralización cada vez más fuerte y amenazadora. Esta ha conseguido crear tantas “normalizaciones” que podrían incluso verse como barreras que desincentivan el posicionamiento del mercado europeo dentro del marco comercial internacional, así como hacer más complejos los procesos políticos entre los países. Las razones llegan hasta los peligros de las fuertes migraciones actuales hacia Europa y el manejo de las mismas de parte del bloque europeo, sumándole también el riesgo de terrorismo que estas conllevan y haciendo de la seguridad un interés nacional primordial para los países en cuestión. Por su parte, Brexit siendo una de las primeras sino la primera acción secesionista desde la Segunda Guerra Mundial marcará no solamente su propio futuro sino el de la Unión Europea.
En cuanto a posibles consecuencias a corto plazo para la economía del Reino Unido, la incertidumbre económica es uno de los muchos pasos a los que se verán enfrentados estos países, sobre todo al ver cómo ha caído la libra después de este acontecimiento. Esto podría llegar incluso a la desinversión de diferentes compañías en el Reino Unido, pues la certeza y claridad política son variables de suma importancia para invertir en un país. De igual forma, cabe resaltar que habrá una reducción en el gasto público y se tendrá dentro del presupuesto el monto que se invertía en la unión. Aunque muchos consideren lo contrario, la cantidad que recibían debido a la fuerza económica del mercado europeo no tiene por qué ser eliminado en su total. Las relaciones comerciales con los países de la eurozona podrían mantener el paso que tenían hace un mes y así las ganancias se seguirán viendo reflejadas. Esto siempre en la medida en que Reino Unido logre estabilizar su economía y permanecer atractivos a los mercados internacionales. Es menester resaltar que las relaciones con Europa no se están cortando al 100% e incluso habrá años de negociaciones entre ambos para llegar a un resultado final, por lo que no se puede asumir que Europa y Gran Bretaña rompieron todo tipo de lazos económicos y políticos. De igual forma, tendrán la oportunidad de abrirse al mundo y negociar con otros países, como asiáticos por ejemplo, tratados o acuerdos comerciales que permitan facilitar el comercio entre ambos y entonces seguir con su objetivo de crecimiento económico para el país que conlleve a un desarrollo dentro del mismo. Estas negociaciones, cabe mencionar, también serían de mucha más rapidez y de más fácil implementación pues no se estaría tomando en cuenta las diferentes posiciones de países europeos, que antes al negociar en bloque se hacía, siendo ahora un tratado bilateral, que de una u otra forma acorta las negociaciones.
Es muy pronto para establecer las consecuencias finales tanto para Gran Bretaña como para la nueva Unión Europea, así como analizar o juzgar la decisión del Reino Unido. Por lo pronto, la incertidumbre que viven los países deja un mensaje claro: se debe hacer algo con la fuerte crisis en la que se encuentra la Unión Europea, de lo contrario este movimiento de integración podría terminar. Brexit estaría dando el ejemplo a otros países de salirse la Unión Europea y terminar con lo que en su momento ha sido lo más grande de integración y bloques regionales de la historia.
Por último, una vez más una decisión del otro lado del globo terráqueo podría traer repercusiones para Guatemala. Si se observan datos del Banco de Guatemala, dentro la relación comercial de Guatemala con la eurozona, Inglaterra no es un socio de suma importancia en cuanto a importaciones y/o exportaciones. No obstante, se debe resaltar que una acción como de la que hablamos repercutirá en mercados grandes como lo es Estados Unidos, nuestro mayor y más importante socio comercial, por lo que como país debemos mantenernos al tanto de lo que sucede para observar los cambios que indirectamente podrían suceder en el país. Más allá de eso podrá dar ejemplo para otros países de salirse de integraciones económicas y bloques dentro de sus áreas. Costa Rica, por ejemplo, o Panamá, que no siempre han apoyado la integración económica centroamericana podrían entender este hecho como un ejemplo para en un futuro, crear un plan de acción secesionista y no seguir con los grandes beneficios que el sistema de integración centroamericana ha traído para los países en cuestión.