En menos de 24 horas Estados Unidos, y el mundo entero, sabrá quién será su próximo presidente. En los últimos días, tantas campañas negativas hacia los dos candidatos lanzadas por sus contrincantes han cambiado la percepción de los ciudadanos de Estados Unidos. Añadido a esto, el FBI ha vuelto a abrir el caso de corrupción de Hillary equilibrando la balanza y acortando la ventaja que llevaba sobre Trump. Por lo tanto, a estas alturas, apostarle a alguno de los dos (basándose en estadísticas de encuestas) es como lanzar una moneda al aire. No tenemos otra opción más que analizar las ventajas y desventajas que cada uno de los candidatos posee, y como guatemaltecos, cómo sería afectada Guatemala dependiendo quien ganara.
Empecemos con Hillary Clinton. Sin duda alguna posee una experiencia en la política estadounidense incomparable con su contrincante. No solamente fue primera dama por 8 años, sino también ha servido como senadora del estado de Nueva York y Secretaria de Estado. Es reconocida internacionalmente por líderes mundiales, por ciudadanos de todo el mundo y ha sido públicamente investigada. Hay más información pública sobre los Clinton, que de cualquier otro político.
A esto hay que sumarle lo que Hillary representa. Sería la primera mujer presidente de Estados Unidos. Dentro de la mentalidad de la mayoría de demócratas y ciudadanos indecisos se encuentra la idea de que, si ella es electa, esto sería la brecha entre el pasado y un futuro más igual en cuestiones de género.
Referente a las desventajas de la candidata, podemos encontrar innumerables escándalos que la han hecho ver como una persona cerrada y nada sincera. Desde los años 90, Hillary se ha visto rodeada de grandes alborotos (aunque ninguno ha llegado a algo concreto ni ha afectado tanto su imagen). Sin embargo, el altercado más reciente, del servidor privado de correos de la candidata, ha caído sobre sus hombros en los peores momentos. El hecho de que el FBI haya decidido reabrir la investigación, la ha privado de la gran ventaja que había adquirido contra Trump tras su escándalo de machismo y discriminación contra la mujer.
Probablemente será afectada por la crisis actual del Obamacare (cuya cuota a sus afiliados no solo se ha vuelto más cara de lo prometido, sino que también acaba de duplicarse para principios del próximo año).
Otra desventaja, o ventaja de la candidata, es que es la candidata del “establishment” actual de Estados Unidos. Esto puede ser malo o bueno dependiendo el punto de vista de cada quien, pero, para la mayoría de estadounidenses que se encuentran cansados de la política actual, es un gran defecto.
Donald Trump, por el otro lado, es sin duda un caso fuera de lo normal. Dentro de algunas ventajas del candidato se encuentra el hecho de que es un exitoso empresario que ha logrado mantener la estabilidad de sus empresas. Ha patrocinado la mayor parte de su campaña, lo que le independiza de intereses terciarios. Trump no tiene ninguna relación fuerte ni antigua con el sistema de partidos estadounidense tradicional, lo cual lo convierte en algo nuevo y aceptable para varias personas. Referente a sus desventajas, la mayoría son muy conocidas. Muchos lo critican por ser políticamente incorrecto, y es obvio que dentro de sus discursos se pueden encontrar varias declaraciones que evidencian su racismo en contra de grupos minoritarios en Estados Unidos. Criticado por un altísimo porcentaje de la comunidad latina, y también por varios demócratas progresistas y algunos republicanos, la mayor debilidad para Trump es su carácter y actitud. Al igual que Jimmy Morales lo fue para Guatemala en las elecciones pasadas, Trump es el lanzarse a lo desconocido para los estadounidenses; pues por más que en sus discursos establezca sus políticas, nadie sabe lo que llegaría a pasar si llega al poder.
Referente a Guatemala, si Clinton llegase a ocupar la oficina oval, podemos esperar una continuación de las relaciones internacionales que Estados Unidos mantiene en la actualidad con nuestro país. Podremos seguir viendo un fuerte apoyo a la CICIG por parte del gobierno norteamericano, y la expansión de su liberalismo progresista. Más adelante no sería extraño ver el apoyo de Estados Unidos (a través de su embajada y otras ONGs) a ideas y propuestas como el aborto, los derechos LGBT, el cuidado de recursos naturales y políticas de cambio social. Si Trump ganara, realmente no se sabe que podría pasar. Incluso si al ser electo sigue manteniendo su idea de construir una muralla y de políticas aislacionistas, será muy difícil que las llevase a cabo pues el mismo sistema político estadounidense le pondría varios frenos; y si bien es capaz de hacerlo, Guatemala solo tendría que adaptarse. Nos veríamos obligados a buscar otras fuentes de ingresos que reemplacen el porcentaje del PIB que ingresa por las remesas de Estados Unidos. A corto plazo, esto sin duda afectara la economía guatemalteca, pero (dependiendo de la actitud y políticas que tomemos como país) podríamos generar nuevas formas de ingreso y producción que a largo plazo nos puedan beneficiar.
En 24 horas la espera acabará. Los ciudadanos estadounidenses saldrán a votar y pronto conoceremos quien será el próximo presidente de los Estados Unidos de América.
Empecemos con Hillary Clinton. Sin duda alguna posee una experiencia en la política estadounidense incomparable con su contrincante. No solamente fue primera dama por 8 años, sino también ha servido como senadora del estado de Nueva York y Secretaria de Estado. Es reconocida internacionalmente por líderes mundiales, por ciudadanos de todo el mundo y ha sido públicamente investigada. Hay más información pública sobre los Clinton, que de cualquier otro político.
A esto hay que sumarle lo que Hillary representa. Sería la primera mujer presidente de Estados Unidos. Dentro de la mentalidad de la mayoría de demócratas y ciudadanos indecisos se encuentra la idea de que, si ella es electa, esto sería la brecha entre el pasado y un futuro más igual en cuestiones de género.
Referente a las desventajas de la candidata, podemos encontrar innumerables escándalos que la han hecho ver como una persona cerrada y nada sincera. Desde los años 90, Hillary se ha visto rodeada de grandes alborotos (aunque ninguno ha llegado a algo concreto ni ha afectado tanto su imagen). Sin embargo, el altercado más reciente, del servidor privado de correos de la candidata, ha caído sobre sus hombros en los peores momentos. El hecho de que el FBI haya decidido reabrir la investigación, la ha privado de la gran ventaja que había adquirido contra Trump tras su escándalo de machismo y discriminación contra la mujer.
Probablemente será afectada por la crisis actual del Obamacare (cuya cuota a sus afiliados no solo se ha vuelto más cara de lo prometido, sino que también acaba de duplicarse para principios del próximo año).
Otra desventaja, o ventaja de la candidata, es que es la candidata del “establishment” actual de Estados Unidos. Esto puede ser malo o bueno dependiendo el punto de vista de cada quien, pero, para la mayoría de estadounidenses que se encuentran cansados de la política actual, es un gran defecto.
Donald Trump, por el otro lado, es sin duda un caso fuera de lo normal. Dentro de algunas ventajas del candidato se encuentra el hecho de que es un exitoso empresario que ha logrado mantener la estabilidad de sus empresas. Ha patrocinado la mayor parte de su campaña, lo que le independiza de intereses terciarios. Trump no tiene ninguna relación fuerte ni antigua con el sistema de partidos estadounidense tradicional, lo cual lo convierte en algo nuevo y aceptable para varias personas. Referente a sus desventajas, la mayoría son muy conocidas. Muchos lo critican por ser políticamente incorrecto, y es obvio que dentro de sus discursos se pueden encontrar varias declaraciones que evidencian su racismo en contra de grupos minoritarios en Estados Unidos. Criticado por un altísimo porcentaje de la comunidad latina, y también por varios demócratas progresistas y algunos republicanos, la mayor debilidad para Trump es su carácter y actitud. Al igual que Jimmy Morales lo fue para Guatemala en las elecciones pasadas, Trump es el lanzarse a lo desconocido para los estadounidenses; pues por más que en sus discursos establezca sus políticas, nadie sabe lo que llegaría a pasar si llega al poder.
Referente a Guatemala, si Clinton llegase a ocupar la oficina oval, podemos esperar una continuación de las relaciones internacionales que Estados Unidos mantiene en la actualidad con nuestro país. Podremos seguir viendo un fuerte apoyo a la CICIG por parte del gobierno norteamericano, y la expansión de su liberalismo progresista. Más adelante no sería extraño ver el apoyo de Estados Unidos (a través de su embajada y otras ONGs) a ideas y propuestas como el aborto, los derechos LGBT, el cuidado de recursos naturales y políticas de cambio social. Si Trump ganara, realmente no se sabe que podría pasar. Incluso si al ser electo sigue manteniendo su idea de construir una muralla y de políticas aislacionistas, será muy difícil que las llevase a cabo pues el mismo sistema político estadounidense le pondría varios frenos; y si bien es capaz de hacerlo, Guatemala solo tendría que adaptarse. Nos veríamos obligados a buscar otras fuentes de ingresos que reemplacen el porcentaje del PIB que ingresa por las remesas de Estados Unidos. A corto plazo, esto sin duda afectara la economía guatemalteca, pero (dependiendo de la actitud y políticas que tomemos como país) podríamos generar nuevas formas de ingreso y producción que a largo plazo nos puedan beneficiar.
En 24 horas la espera acabará. Los ciudadanos estadounidenses saldrán a votar y pronto conoceremos quien será el próximo presidente de los Estados Unidos de América.